Por Carlos M. Rodríguez C.
La crítica es el punto central de la
revolución. Sin crítica no hay revolución posible, y sin críticos no hay
revolucionarios, como tampoco hay revolucionarios sin crítica.
Pero ¿Qué entendemos por crítica
revolucionaria? ¿Cuál es la diferencia entre la crítica revolucionaria y la
crítica reaccionaria, la crítica de la derecha?
Por los años de 1868, se establece una
polémica entre Proudhon y Karl Marx sobre los postulados económicos del
capital, en torno al papel histórico del de proletariado en la lucha de clases
y que Proudhon plasma en su libro “La Filosofía de la Miseria”. La crítica de
Marx fue demoledora, y la expresa en su obra “La Miseria de la Filosofía”, no
obstante, en otra obra señala que al “Sr. Proudhon no puede tratársele como a
un perro muerto”, contra aquellos que quisieron hacer de Proudhon una triste
figura. Marx se enfrentó políticamente a los anarquistas, pero no por ello
dejaba de reconocer los aportes del anarquismo al pensamiento socialista.
Lenin, en la Segunda Internacional,
tuvo muchos encontronazos desde el punto de vista práctico y de concepción con
Rosa Luxemburgo, no obstante, al referirse a Rosa exclamó “Las águilas pueden
llegar al lugar de las gallinas, pero a donde llegan las águilas no pueden
llegar las gallinas” reconociendo así la grandeza y profundidad del pensamiento
de la revolucionaria. Igualmente tenía diferencias con Trostky, sin embargo el
trato era de respeto, de camaradas, de amigos.
Las contradicciones entre los
revolucionarios no son antagónicas, por eso la
crítica revolucionaria es fundamental, porque agudiza las
contradicciones dialécticas haciendo que emanen soluciones, emane la síntesis
enriquecida por el debate, la praxis intelectual. La discusión seria, la
crítica revolucionaria debe centrarse en los principios, valores, de respeto y
camaradería.
En tanto la crítica contrarrevolucionaria
es una crítica basada en la calumnia, el desprestigio del oponente, la
desacreditación. Más que crítica es diatriba, sin respeto por el contrario, ni
por su persona ni por sus ideas. El la típica crítica fascista que se basa en la
mentira, el engaño, la trampa, la falacia. Es aquella crítica que se centra en el interés personal,
el personalismo exacerbado, el protagonismo pervertido.
En tiempo de crisis, de agudización de
las contradicciones la crítica se nutre de las contradicciones en movimiento,
surgen la síntesis que a su vez, entran en contradicciones emanando
teoría-praxis: es el momento revolucionario.
Pero también se aprovechan del momento
los oportunistas, los reformistas, los reaccionarios, los contrarrevolucionarios,
la derecha, presentándose como
militantes de izquierda, aplicando con su práctica nociva de hacer críticas perversas,
enlodadoras, personalistas, ofensivas.
Su misión confundir, dividir, enfrentar a los militantes, desmovilizar
al movimiento revolucionario, debilitar las bases, aniquilar cuadros, desintegrar el proceso.
Desde diversos espacios se ha llamado
la observación a este tipo de discusión, de debate. Se trata de hacer un
llamado a elevar el nivel de la
discusión a la altura de los revolucionarios. No otorgar ni conceder tregua a
quienes merecen llamados de atención, a los que han mostrado ineptitud, a
quienes han traicionado su papel como revolucionarios. Pero utilizando un
lenguaje respetuoso, un lenguaje propio de personas conscientes. Lo cortés no
quita lo valiente dice el dicho.
Muchas de esas críticas, sobre todo
aquellas que se usan como críticas sin fundamentos, son utilizadas por
la derecha, por los oportunistas, por los reaccionarios para legitimar sus
denuncias, por ello, son más beneficiosas a la oposición, a los
contrarevolucionarios, que a la revolución.
No se trata de cercenar ni prohibir
las críticas. Se trata de morigerar el lenguaje, de recomendar, primero que
sean críticas serias, segundo críticas con fundamento, tercero, críticas con un
lenguaje y sentido basado en el respeto.
Para ejemplificar (muestro el pecado
mas no el pecador), hace poco fue publicado un artículo denominado ¡Nubarrones
de guerra…....! En dicho artículo, además de hacer un conjunto de acusaciones
irresponsablemente, utiliza un lenguaje poco apropiado para dirigirse a quienes
son el Pte. de la República y quien era, hasta el 5 enero, el Pte. de la
Asamblea Nacional, además de ser camaradas, compañeros revolucionarios, aunque
el autor de dicho artículo lo ponga en duda.
Lo peor, es el llamado, solapado, al
Golpe de Estado. Es decir, para corregir, lo que él califica como un error
constitucional, invoca cometer otro
error, como lo es la violación del estado de derecho.
Por lo que ahí se lee, es un claro
artículo de corte fascista, de infiltrado, de oportunista. Un provocador de
oficio, un descarado golpista que llama al ejército a tomar partido por la
golpe militar, al igual que lo hicieron “supuestos camaradas” en los últimos
días del gobierno de la unidad popular, en Chile, llamando al salvador de la
patria, que al final consiguieran al “ejecutador” de la democracia popular, en
la persona de Augusto Pinochet.
Artículos como este (de los cuales hay
bastante por cierto) deben publicarse pero solicitar la modificación del lenguaje y la forma de
plantearse la denuncia, de lo contrario son artículos que lejos de ayudar a corregir
los errores, caen en el error de la provocación, las acusaciones
irresponsables, la falta de respeto y la confusión entre los revolucionarios.
Creo que ya basta con los infiltrados
en el gobierno, con los ineptos, con los burócratas, con los corruptos, para
que ahora los “pescadores de rio revuelto” empantanen más la atmosfera que se
respira en el ambiente de la revolución.
Patria, socialista o muerte.
Venceremos
carrodcas@gmail.com