lunes, 11 de enero de 2016

REFLEXIONES INGENUAS: ¿LOS ACTOS DE LA ASAMBLEA NACIONAL NO SON ÍRRITOS PUES?

Por Carlos M. Rodríguez C.
En política 2 + 2 no necesariamente tiene que ser 4. O uno es muy bruto, o la cosa no está funcionando bien. O ni uno ni lo otro sino todo lo contrario.
Hoy aparece la noticia que el gobierno nacional presentará a la Asamblea Nacional el Decreto de Emergencia económica por parte del Pte. Nicolás Maduro.
Pareciera bien, pero…Hace poco menos de dos días, el diputado a la Asamblea Nacional, Elías Jaua, declara que “todas las leyes que apruebe el actual parlamento nacional serán nulas tras desconocer una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que invalida la proclamación de cuatro diputados de Amazonas”
Esta opinión es compartida por la magistrada emérita Luisa Estella Morales quien afirmó este viernes  pasado, que “el desacato en que incurrió la directiva de la Asamblea Nacional al juramentar a tres diputados del estado Amazonas electos en unos comicios cuyos efectos están suspendidos temporalmente por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) convierte en anulable toda acción ejercida por la Asamblea Nacional”
Similar opinión es mantenida por el constitucionalista Hermánn Escarrá, quien sostiene  que el apresuramiento como se jurámento a los Diputados electos, del Teritorio Amazonas, “esa forma de manejar esa situación, juramentarlos y después decirles que se salgan, ciertamente vicia de nulidad no soló los actos, votaciones, propuestas parlamentarias de ellos, sino que también vicia de nulidad los actos parlamentarios sin forma de ley y cualquier acto parlamentario normal de aquí en adelante. El único que tiene poder jurisdiccional constitucional es el Poder Judicial, no el Legislativo, que tiene facultad de legislación, investigación y control sobre la administración pública y el Estado. Además, la doctrina constitucional expresa que cuando la autoridad es usurpada no sólo sus actos son nulos sino que son ineficaces, no existen”.
Pero, además, la oposición ha dicho tajantemente que no acompañará al gobierno en su solicitud de aprobar el decreto de emergencia que el gobierno presentará a la A.N. tal como lo afirma el diputado de la Asamblea por la autodenominada "Mesa de la Unidad" (MUD) Nacional Jorge Millán, quien dijo categóricamente que: "la MUD desconoce el documento que presentará el Gobierno para enfrentar la crisis económica", pero adelantó, empleando estrategias como de una organizacion de "izquierda", que la oposición no acompañará medidas que agudicen la crisis económica.
Confesando mi desconocimiento sobre el caso, entiendo que darse sentencia firme por parte del TSJ con relación al caso del desacato y la nulidad de los actos que pueda tomar la A.N.
Si el caso es que fuera cierta la hipótesis, entonces para que se va a presentar un Proyecto de Emergencia económica si la A.N. no tiene base jurídica para aprobarla (lo que le da carácter írrito en caso de ser aprobada). Y si la imprueba, igual da. Tampoco tiene validez.
Entonces… mientras entramos en una nueva diatriba jurídica (qué quien sabe cuánto durará), mientras se resuelve el caso de la nulidad de las decisiones de la Asamblea Nacional, el gobierno sigue demorando la aplicación de las acciones destinadas a solventar la grave situación que afecta al país, la población, las masas populares.
Y la escasez, acaparamiento, bachaqueo, contrabando, raspacupeo, inflación, falta de medicamentos, gas doméstico, repuestos automotrices, alimentos de primera necesidad, artículos de aseo personal sigue campeando, radicalizándose la guerra económica, a pesar de los guiños que hace la derecha rojita hacia el imperio, por flexibilizar (lease neoliberalizar) la economía del país y garantizar su subsistencia hasta el final del período presidencial.
O sea.               
carrodcas@gmail.com

domingo, 10 de enero de 2016

FLUJO, REFLUJO, OLA

Por Roberto Hernández Montoya

"A la desaforada esperanza, sucedió, como es natural, una depresión excesiva".

Jorge Luis Borges, La Biblioteca de Babel

Es irracional la idea de que el ser humano es racional. Lo vemos en las conductas venezolanas en estos días. Hay solo dos bandos: chavismo y antichavismo, porque ambos giran en torno a un eje único: Hugo Chávez. Los ninís solo confirman los bandos.
Ambos radicalizan sus discursos. Unos amenazan con una catástrofe de revolución arrasada, sin importar las consecuencias sino que nos lleve el Diablo. Cumplen órdenes y por eso el único auto con derecho a estacionar en la Asamblea Nacional es el del Encargado de Negocios de los EUA, con Ramos Allup dentro, modo de decirnos el Imperio: Este es el mío. Otros anuncian anuncios. Hamlet. Con un discurso cada vez más radical, eso sí.
Surgió una curiosa práctica: autocriticar a un gentío. Cada quisque tiene su lista de autocriticables; la mía está a la orden. Buscamos culpables y siempre hallamos, porque todos lo somos. Pero hay quienes son más culpables. Es tu culpa porque hiciste una cuña con un arbolito, porque te robaste un taxi, porque interrumpes la música clásica en Radio Nacional, porque…
No quiero estar en el pellejo de la dirigencia que condujo 18 victorias de 20 pero solo se la evalúa por la derrota más reciente.
No he visto una sola explicación que me convenza del todo y las hay bien sugestivas. Tal vez la única acertada fue la primera, la del presidente Maduro a minutos del CNE: «Nos ganó la guerra económica». Cierto, pero ¿por qué no la aplicaron antes? Es que tampoco el Imperio es racional, el Estado Islámico es la prueba. En Siria dice que apoya grupos moderados para que combatan el Estado Islámico, pero lo único que apoya es el Estado Islámico, que, por cierto ¿por qué nunca ataca a Israel? Es por una duda que tengo.
En su obra Una noche oriental, Cabrujas, ¡qué falta haces!, dictamina que la historia es «flujo, reflujo, ola». Jorge Luis Borges, ¡qué falta haces!, lo ilustra también en el epígrafe: los humanos, en nuestro anhelo vehemente de hallar uniformidades que expliquen el Todo oscilamos dentro de visiones simétricas y por tanto opuestas.
Esta elegante conjetura sería alentadora si no anidara tanta violencia en uno de los bandos.