Esta destacada representante del feminismo del
Siglo XIX, nace en Quito un 27 de diciembre de 1979, fue criticada y olvidada
por los sectores conservadores y oligárquico que prácticamente la desterraron
de la historia Patria, por considerarla subversiva y revolucionaria
En 1856, en el pueblo de Paita, Perú, muere, en el
olvido del colectivo, quien fuera una de las mujeres más extraordinaria de
nuestra gesta independentista, Manuela Sáenz Aizpuru, mejor conocida en la
historia latinoamericana como la “Libertadora de El Libertador”.
Esta destacada representante del feminismo del
Siglo XIX, nace en Quito un 27 de diciembre de 1979, fue criticada y olvidada
por los sectores conservadores y oligárquico que prácticamente la desterraron
de la historia Patria, por considerarla subversiva y revolucionaria.
Durante su juventud, Manuela Sáenz recibe educación
formal en colegios religiosos que le desarrollan el sentido de la crítica
literaria y la escritura, conformando en ella un carácter independiente y con
iniciativa, aprendió también lenguas extranjeras (inglés y el francés).
Posteriormente, se traslada a Guayaquil con su
esposo el médico inglés James Thorne, donde empieza sus actividades a favor de
la causa independentista, resaltando su furor y su voluntad por luchar por la
causa de libertad.
Es tanto su protagonismo, que el prócer argentino
José de San Martín, el 28 de julio de 1821, le concede el título de
“Caballeresca dela Orden ElSol del Perú”.
Manuela Sáenz regresa a Quito y el 16 de junio de
1822, conoce a “El Libertador” Simón Bolívar, de quien se enamora y decide
hacer un destino común con el prócer venezolano, durante ocho años,
acompañándolo en sus diferentes campañas.
Al describir este encuentro en sus memorias, Manuelita Sáenz escribe “Cuando se acercaba al paso de nuestro balcón, tomé la corona de rosas y ramitas de laureles y la arrojé para que cayera al frente del caballo de S.E.; pero con tal suerte que fue a parar con toda la fuerza de la caída, a la casaca, justo en el pecho de S. E. Me ruboricé de la vergüenza, pues el Libertador alzó su mirada y me descubrió aún con los brazos estirados en tal acto; pero S. E. se sonrió y me hizo un saludo con el sombrero pavonado que traía a la mano”.
Al describir este encuentro en sus memorias, Manuelita Sáenz escribe “Cuando se acercaba al paso de nuestro balcón, tomé la corona de rosas y ramitas de laureles y la arrojé para que cayera al frente del caballo de S.E.; pero con tal suerte que fue a parar con toda la fuerza de la caída, a la casaca, justo en el pecho de S. E. Me ruboricé de la vergüenza, pues el Libertador alzó su mirada y me descubrió aún con los brazos estirados en tal acto; pero S. E. se sonrió y me hizo un saludo con el sombrero pavonado que traía a la mano”.
En 1825, Bolívar regresa a Bogotá con “Manuelita”,
pero la campaña contra el líder venezolano empieza a profundizarse y las
conspiraciones de los sectores oligárquicos neogranadinos, se expresan a través
del atentado del 25 de septiembre de 1828, cuando ella haciendo alarde de su
valentía se enfrenta contra los facinerosos salvándole la vida.
Esta acción hace que Bolívar le llame la
“Libertadora del Libertador”, estrechando sus relaciones y convirtiéndose en la
pieza fundamental en la vida del prócer venezolano.
Simón Bolívar presenta su dimisión al cargo de presidente dela Gran Colombia y el 8 de mayo de 1830 abandona Bogotá y estando en Santa Marta fallece un 17 de diciembre de ese mismo año.
Simón Bolívar presenta su dimisión al cargo de presidente dela Gran Colombia y el 8 de mayo de 1830 abandona Bogotá y estando en Santa Marta fallece un 17 de diciembre de ese mismo año.
En 1834, el presidente neogranadino, Francisco de
Paula Santander, decide expulsar a Manuela dela Nueva Granaday en 1835 le
impiden entrar en Ecuador, por lo que decide instalarse en Paita, Perú, hasta
su muerte, con el solo acompañamiento del prócer italiano, Guiseppe Garibaldi,
quien cumplió su deseo de conocer a la extraordinaria mujer que se convirtió en
la “Libertadora del Libertador”.
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